La expresión hacer pases de marihuana ha ganado popularidad en contextos sociales, culturales y hasta en el ámbito del entretenimiento. Aunque suena informal, esta acción está relacionada con el consumo compartido de un producto estupefacente, en este caso, la marihuana. En este artículo exploraremos en profundidad qué implica esta práctica, su contexto cultural, cómo se realiza, y qué consecuencias puede traer. A lo largo de este contenido, utilizaremos sinónimos y expresiones alternativas para evitar repetir constantemente la misma frase, manteniendo siempre la claridad y el rigor informativo.
¿Qué significa hacer pases de marihuana?
Hacer pases de marihuana es una expresión que se refiere al acto de compartir un porro o una pipa con marihuana entre un grupo de personas. Esta acción implica que cada participante inhala el humo de la droga por turnos, generalmente en un ambiente informal o social. Aunque suena sencillo, este ritual conlleva ciertas dinámicas sociales, normas tácitas y posibles riesgos, especialmente en contextos donde el consumo de marihuana sigue siendo ilegal o regulado.
La práctica se ha normalizado en muchos círculos juveniles y en ciertos estilos de vida alternativos, donde el compartir una experiencia de consumo es una forma de conexión y camaradería. Sin embargo, es importante entender que el consumo de marihuana, aunque legal en algunos países, sigue siendo un tema de debate ético, legal y de salud pública.
Un dato curioso sobre el consumo compartido
En la década de 1960, durante el auge del movimiento hippie, el consumo compartido de marihuana se convirtió en un símbolo de paz, libertad y resistencia cultural. En ese contexto, el porro era más que un medio para consumir: era un ritual social que fortalecía los lazos entre personas. Hoy en día, aunque la marihuana ha perdido parte de ese halo de rebeldía, su consumo compartido sigue siendo una práctica común en muchos entornos sociales, tanto en espacios legales como en contextos informales.
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El contexto social del consumo compartido
El acto de hacer pases de marihuana no se limita a la simple inhalación de sustancia. Implica una serie de normas sociales, un lenguaje compartido y un entorno de confianza. En muchos casos, este tipo de consumo se realiza en reuniones privadas, viajes en carretera, raves o eventos informales. La dinámica de paseo es casi siempre ordenada, respetuosa y con un código de conducta no escrito: no se fuerza a nadie a fumar, se respeta el ritmo de cada uno y se evita el consumo excesivo.
En ciertos países o comunidades, el porro también se convierte en un elemento de rito de iniciación o de celebración. Por ejemplo, en festivales musicales o en reuniones de amigos, hacer pases puede ser una forma de integrarse al grupo o de compartir una experiencia única. Esta dinámica, aunque informal, tiene una estructura social implícita que define quién pasea, quién sigue, y cómo se comparte el cigarro.
El impacto en la convivencia social
El consumo compartido no solo es una práctica individual, sino también una experiencia colectiva. De hecho, muchos usuarios indican que el efecto de la marihuana es más intenso o diferente cuando se consume en compañía. Esto puede deberse a factores psicológicos como la expectativa social o a la sensación de pertenencia al grupo. Sin embargo, también puede llevar a situaciones incómodas, especialmente si alguien no está preparado para el efecto o si el entorno no es adecuado.
Consideraciones legales y de salud
Es fundamental aclarar que, aunque hacer pases de marihuana puede parecer una actividad social inofensiva, está sujeta a regulaciones legales que varían según el país o región. En muchos lugares, el consumo de marihuana, incluso en espacios privados y con consentimiento mutuo, sigue siendo ilegal y puede conllevar sanciones penales. Por ejemplo, en países como España o Francia, el consumo en público está prohibido, y en otros, como Canadá o Uruguay, aunque legal, hay normativas estrictas sobre dónde, cómo y con quién se puede consumir.
Desde el punto de vista de la salud, el consumo de marihuana, aunque no sea tan perjudicial como otras drogas, no está exento de riesgos. El humo contiene compuestos tóxicos similares a los del tabaco, y el consumo regular puede afectar el sistema respiratorio. Además, en algunos individuos, especialmente los jóvenes o con predisposición psiquiátrica, la marihuana puede provocar efectos adversos como ansiedad, paranoia o alteraciones en la memoria.
Ejemplos de cómo se realizan los pases
Existen varias formas de hacer pases de marihuana, dependiendo del entorno y el tipo de preparación. A continuación, te presentamos algunos ejemplos comunes:
- Porro tradicional: Se enrolla un cigarro con hojas de marihuana, se enciende y se pasa por turnos. Cada persona inhala una cantidad que considera adecuada antes de entregar el porro al siguiente.
- Pipa compartida: Se utiliza una pipa con una cámara de combustión y una boquilla. La pipa se enciende, se pasa por turnos y se aspira directamente. Es una opción más higiénica y común en entornos más formales o en contextos culturales específicos.
- Vaporización colectiva: En lugares donde se permite el uso de vaporizadores, algunos grupos optan por compartir un dispositivo que calienta la hierba sin producir humo. Esto reduce el impacto en la salud de los no fumadores y minimiza el olor.
- Porros múltiples: En reuniones más grandes, a veces se preparan varios porros para evitar el colapso de turnos. Cada persona puede tener su propio porro o compartir con un grupo pequeño.
Cada uno de estos métodos tiene pros y contras, y la elección depende de factores como la cantidad de personas, el lugar, la legalidad y las preferencias individuales.
El concepto del turno de fumar
El turno de fumar es un concepto clave en el proceso de hacer pases de marihuana. Se refiere a la dinámica ordenada en la que cada persona inhala el porro o la pipa por su turno, sin interrupciones ni presiones. Este concepto no solo garantiza una experiencia más respetuosa, sino que también permite que cada participante controle su nivel de consumo.
Este sistema de turnos puede aplicarse de diferentes maneras:
- Turnos secuenciales: La persona que enciende el porro es la primera en fumar, seguida por la siguiente, y así sucesivamente.
- Turnos por preferencia: En algunos casos, se elige el orden según el nivel de experiencia o el deseo de cada uno.
- Turnos sin presión: Es fundamental que nadie se sienta forzado a fumar. La participación debe ser voluntaria en todo momento.
El concepto también incluye normas no escritas, como no tocar el porro con las manos sucias, no hablar mientras se inhala, y no forzar a nadie a seguir si ya se siente saturado. Estas normas ayudan a mantener el entorno relajado y seguro para todos los participantes.
Ejemplos de situaciones donde se hacen pases
El consumo compartido de marihuana puede ocurrir en una variedad de contextos, desde lo más informal hasta lo socialmente organizado. Algunos ejemplos incluyen:
- Reuniones de amigos en casa: Es una de las situaciones más comunes. Los amigos se reúnen para compartir comida, música y experiencias, y hacer pases forma parte de la dinámica social.
- Festivales y eventos musicales: En muchos festivales underground o en raves, el consumo compartido es parte de la cultura del evento.
- Viajes en carretera: Durante trayectos largos, algunos grupos optan por hacer pases para relajarse o compartir la experiencia del viaje.
- Círculos de meditación o yoga: En algunos casos, especialmente en entornos terapéuticos o espirituales, la marihuana se utiliza como herramienta para facilitar la conexión interior o la relajación.
- Ceremonias culturales o rituales: En algunas comunidades indígenas o esotéricas, el consumo compartido tiene un significado simbólico o espiritual.
Cada situación tiene su propia dinámica y normas, pero todas comparten el elemento común de la conexión social y la experiencia compartida.
El rol de la confianza en el consumo compartido
La confianza es un elemento esencial en cualquier situación de consumo compartido de marihuana. No se trata solo de confiar en la buena fe de los demás, sino también de sentirse cómodo alrededor de personas que comparten la misma experiencia. Esta confianza puede manifestarse de varias maneras:
- Conocimiento previo: En reuniones entre amigos cercanos, la confianza ya está establecida.
- Respeto mutuo: Cada persona respeta las decisiones del otro, ya sea por no querer fumar, por no sentirse bien o por preferir otro método de consumo.
- Comunicación clara: Es importante hablar abiertamente sobre las expectativas, los límites y las preferencias antes de comenzar.
En entornos donde la confianza no está asegurada, el consumo compartido puede llevar a situaciones incómodas o incluso peligrosas. Por ejemplo, si alguien no está preparado para el efecto de la marihuana o si el entorno no es seguro, el paseo puede convertirse en una experiencia negativa.
¿Para qué sirve hacer pases de marihuana?
El acto de hacer pases de marihuana puede tener múltiples propósitos, dependiendo del contexto y las intenciones de los participantes. Algunos de los más comunes incluyen:
- Relajarse y desconectar: Para muchas personas, el consumo compartido es una forma de liberar el estrés y relajarse en compañía de amigos.
- Crear conexiones sociales: Compartir una experiencia de consumo puede fortalecer los lazos entre personas y generar una sensación de pertenencia.
- Explorar estados de conciencia: Algunos buscan en la marihuana una forma de experimentar con su mente, sus sensaciones o su entorno de manera diferente.
- Celebrar momentos especiales: En fiestas, aniversarios o reuniones familiares, hacer pases puede ser una forma de celebrar y compartir alegría.
- Práctica cultural o espiritual: En algunas comunidades, el consumo compartido tiene un valor simbólico o ritualístico.
Aunque estas razones pueden parecer válidas para algunos, es importante recordar que el consumo de marihuana conlleva responsabilidad, tanto legal como personal. Siempre se debe considerar el entorno, el estado de salud, la edad y las normativas aplicables.
Variaciones del consumo compartido
Además de los pases tradicionales, existen otras formas de compartir marihuana que no implican el uso directo de un porro o una pipa. Algunas de estas alternativas incluyen:
- Compartir comida preparada con marihuana: Pasteles, galletas o chocolates con THC pueden ser consumidos en grupo, ofreciendo una experiencia más discreta.
- Consumo en bebidas: En algunos lugares, se preparan bebidas con marihuana, que se comparten entre los participantes.
- Vapeo colectivo: Los dispositivos de vaporización permiten a los usuarios compartir una base de THC sin producir humo.
- Uso de cápsulas o pastillas: En contextos médicos o terapéuticos, las cápsulas o pastillas con THC pueden ser consumidas en grupo, aunque no implican la misma dinámica social.
Estas alternativas ofrecen opciones para quienes prefieren un consumo más higiénico, discreto o no inhalado. Sin embargo, todas ellas requieren precaución, especialmente en lo que respecta a dosis y efectos.
El impacto psicológico del consumo compartido
El consumo compartido de marihuana puede tener efectos psicológicos tanto positivos como negativos, dependiendo de las circunstancias y la personalidad de cada individuo. Algunos de los efectos más comunes incluyen:
- Relajación y bienestar: Muchas personas reportan sentirse más calmadas, felices o conectadas con su entorno.
- Euforia temporal: La marihuana puede generar una sensación de euforia o alegría intensa, especialmente en entornos positivos.
- Alteración de la percepción: La realidad puede parecer más brillante, los colores más vivos y el tiempo más lento.
- Ansiedad o paranoia: En algunos casos, especialmente en personas sensibles, la marihuana puede provocar ansiedad, miedo o desconfianza.
El hecho de compartir la experiencia con otros puede intensificar estos efectos, ya que la empatía y la conexión social son factores psicológicos que influyen en la percepción de la droga. Por otro lado, en entornos negativos o de presión, el consumo compartido puede llevar a experiencias desagradables o incluso traumáticas.
El significado del paseo de marihuana
El paseo de marihuana, más allá de ser una práctica social, puede tener un significado simbólico o cultural para quienes lo realizan. En algunos contextos, representa una forma de resistencia, libertad o conexión con la naturaleza. En otros, simplemente es una forma de compartir una experiencia entre amigos.
Desde una perspectiva antropológica, el consumo compartido de sustancias tiene raíces en prácticas ancestrales. Muchas culturas han utilizado plantas psicoactivas como herramientas para rituales, ceremonias o celebraciones. La marihuana, en este sentido, puede ser vista como un legado de esas tradiciones, adaptado a las necesidades y dinámicas modernas.
Además, el paseo puede ser una forma de crear un ritual que da estructura a la experiencia. Desde la preparación de la sustancia hasta la forma en que se comparte, cada paso puede tener un simbolismo o un propósito específico, dependiendo del grupo o del individuo.
¿De dónde viene la expresión hacer pases de marihuana?
La expresión hacer pases de marihuana tiene sus raíces en la cultura popular de los países donde el consumo de esta sustancia es más común. El uso del término pase se refiere a la acción de entregar o compartir algo, en este caso, el porro o la pipa con marihuana. Este lenguaje informal refleja la naturaleza social y compartida de la experiencia.
En la década de los 60 y 70, durante el auge del movimiento hippie, el consumo compartido de marihuana se convirtió en una práctica muy extendida. El porro no era solo una herramienta para consumir, sino también un símbolo de paz, amor y conexión. En ese contexto, el paseo no solo era un acto físico, sino también una forma de manifestar la filosofía del grupo.
A lo largo de los años, la expresión ha evolucionado y se ha adaptado a diferentes contextos sociales, pero su esencia sigue siendo la misma: compartir una experiencia, una sustancia y una conexión con otros.
Alternativas al paseo de marihuana
No todos los consumidores de marihuana prefieren hacer pases. Algunos optan por métodos más individuales o privados, ya sea por preferencia personal, por salud o por legalidad. Algunas alternativas incluyen:
- Consumo individual con porro o pipa: Cada persona prepara y consume su propio porro o utiliza una pipa personal.
- Vaporización: Los vaporizadores permiten un consumo más discreto y saludable, sin compartir el dispositivo.
- Comida o bebida con THC: Son opciones útiles para quienes no quieren inhalar, pero quieren experimentar el efecto de la marihuana.
- Consumo medicinal: En países donde la marihuana está regulada para uso terapéutico, se pueden obtener preparados específicos sin necesidad de compartir.
Estas alternativas ofrecen más control sobre la dosis y el entorno de consumo. Sin embargo, también pierden parte de la dinámica social que caracteriza al paseo tradicional.
¿Por qué se elige hacer pases de marihuana?
Las razones para hacer pases de marihuana son tan variadas como las personas que lo practican. Algunas de las motivaciones más comunes incluyen:
- Conexión social: Compartir una experiencia fortalece los lazos entre amigos.
- Relajación: La marihuana puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad en entornos relajados.
- Exploración sensorial: Para algunos, el consumo es una forma de experimentar con la realidad y sus sensaciones.
- Celebración: En fiestas o reuniones, hacer pases puede ser una forma de disfrutar del momento.
- Ritual cultural: En algunas comunidades, el consumo compartido tiene un valor simbólico o espiritual.
Cada persona puede tener una razón diferente para hacer pases, pero lo que generalmente une a todos es la búsqueda de una experiencia compartida, significativa y positiva.
Cómo hacer pases de marihuana y ejemplos de uso
Para hacer pases de marihuana de manera segura y respetuosa, es importante seguir ciertas pautas básicas:
- Preparar el porro o la pipa: Asegúrate de que esté bien hecho, con cantidad suficiente de marihuana para todos.
- Encender el porro: Se recomienda encenderlo con una cerilla o encendedor limpio.
- Pasar por turnos: Cada persona inhala por su turno, sin presionar a nadie.
- Mantener la higiene: Evita tocar el porro con las manos sucias y ten cuidado con quemaduras.
- Respetar los límites: Si alguien no quiere seguir, respeta su decisión y no insistas.
Un ejemplo de uso podría ser una reunión de amigos en un parque, donde cada uno aporta algo para compartir. El porro se pasa por turnos mientras hablan, ríen y disfrutan del entorno. Otro ejemplo es una cena entre conocidos donde, tras terminar de comer, se decide hacer pases para relajarse y conversar.
Riesgos y precauciones al hacer pases de marihuana
Aunque hacer pases de marihuana puede parecer una actividad inofensiva, no está exenta de riesgos. Algunos de los más comunes incluyen:
- Consumo excesivo: Es fácil perder la noción del tiempo y consumir más de lo necesario, lo que puede llevar a efectos negativos como ansiedad o paranoia.
- Inhalación de humo: El humo contiene compuestos tóxicos que pueden afectar la salud a largo plazo.
- Situaciones inseguras: Si se hace en lugares públicos o en compañía de desconocidos, puede surgir alguna complicación legal o social.
- Sensibilidad individual: No todas las personas reaccionan igual a la marihuana. Algunos pueden experimentar efectos adversos.
Es importante que quienes decidan hacer pases lo hagan en un entorno seguro, con personas de confianza y con una dosis controlada. Siempre se debe considerar la salud, la legalidad y el bienestar general de todos los participantes.
El futuro del consumo compartido de marihuana
Conforme la legalización de la marihuana avanza en distintos países, también lo hace la regulación del consumo compartido. En algunos lugares, ya se permiten espacios dedicados al consumo, donde los usuarios pueden hacer pases en entornos controlados y seguros. Estos espacios suelen tener normas claras sobre el comportamiento, la salud y la seguridad, lo que reduce los riesgos y mejora la experiencia para todos.
Además, la educación sobre el consumo responsable y la promoción de métodos más saludables, como la vaporización o el consumo por vía oral, están ganando terreno. El futuro del paseo de marihuana podría estar marcado por una mayor conciencia sobre los riesgos, una regulación más clara y una cultura de consumo más informada y responsable.
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