Hablar en primera y tercera persona es una forma de expresar ideas o relatar acontecimientos desde diferentes perspectivas narrativas. Este concepto es fundamental en la escritura, la comunicación y hasta en la psicología, ya que influye en cómo se percibe una historia, un discurso o una conversación. En este artículo exploraremos en profundidad qué significa hablar en primera y tercera persona, sus diferencias, usos y ejemplos prácticos.
¿Qué significa hablar en primera y tercera persona?
Hablar en primera persona implica narrar desde la propia experiencia, utilizando pronombres como yo o nosotros. Es una forma directa de contar algo, ya que quien habla se identifica con el relato. Por otro lado, la tercera persona se refiere a hablar de otros, usando pronombres como él, ella, ellos o ustedes. En este caso, el narrador no está involucrado directamente en la historia.
Un dato interesante es que la primera persona se utilizó extensamente en la literatura medieval para relatar viajes y aventuras, como en el caso de El Cantar de Mío Cid. Esta narrativa personal ayudaba a generar empatía con el lector. En contraste, la tercera persona es común en textos académicos, noticiosos y novelas, donde se busca objetividad.
Tanto la primera como la tercera persona tienen sus ventajas: la primera permite mayor conexión emocional, mientras que la tercera permite una narrativa más amplia y desapasionada.
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Diferencias entre hablar en primera y tercera persona
La diferencia principal entre hablar en primera y tercera persona radica en el punto de vista desde el cual se narra o se habla. En la primera, el hablante se identifica con el relato, lo que da una sensación de cercanía y subjetividad. En la tercera, se habla de otros, lo que permite una narrativa más objetiva y amplia.
Por ejemplo, si un escritor narra usando yo, el lector se siente parte del discurso. Si usa él o ella, el lector observa la acción desde fuera. Esta diferencia también influye en el estilo de redacción, el tono y el propósito del texto.
En la vida cotidiana, estas diferencias se reflejan en cómo presentamos nuestras experiencias. Al hablar en primera persona, solemos ser más emotivos y personales. Al usar la tercera persona, se busca una aparente neutralidad o profesionalidad, sobre todo en contextos formales.
Cuándo y cómo elegir entre primera y tercera persona
La elección entre hablar en primera y tercera persona depende del contexto, el propósito del discurso y el mensaje que se quiere transmitir. En un diario personal, por ejemplo, la primera persona es ideal para expresar sentimientos y vivencias. En un informe académico, la tercera persona es más adecuada para mantener un tono formal y objetivo.
También es común utilizar la tercera persona en guiones cinematográficos o narraciones literarias para dar mayor amplitud a la historia. Por su parte, la primera persona se usa mucho en testimonios, reflexiones personales o historias de vida.
En resumen, entender cuándo aplicar cada forma narrativa es clave para comunicarse con claridad y efectividad, ya sea en un contexto literario, profesional o personal.
Ejemplos prácticos de hablar en primera y tercera persona
Para entender mejor cómo se usa hablar en primera y tercera persona, veamos algunos ejemplos claros.
Primera persona:
- Yo vine a este país buscando una nueva oportunidad.
- Nosotros decidimos mudarnos a otra ciudad.
Tercera persona:
- Ella decidió estudiar en el extranjero.
- Ellos viajaron por toda Europa.
Estos ejemplos muestran cómo el uso de pronombres cambia el enfoque del discurso. En la primera persona, el hablante se identifica con la acción. En la tercera, se habla de otros como si fueran personajes de una historia.
El concepto de perspectiva narrativa en la escritura
El concepto de perspectiva narrativa es fundamental en la escritura, ya que determina cómo se presenta una historia o discurso. La primera y tercera persona son dos de las perspectivas más comunes, pero también existen otras, como la segunda persona (tú) o la omnisciente, donde el narrador conoce todo.
En literatura, la elección de la perspectiva narrativa afecta la forma en que el lector percibe a los personajes y la trama. Por ejemplo, en una novela escrita en primera persona, el lector experimenta los pensamientos y sentimientos del narrador. En una novela en tercera persona, el lector puede conocer la historia desde una perspectiva más objetiva.
Este concepto también se aplica en la escritura académica y profesional, donde la tercera persona se utiliza para mantener un tono imparcial y profesional.
Recopilación de usos de la primera y tercera persona
A continuación, te presentamos una recopilación de los contextos más comunes donde se utiliza hablar en primera y tercera persona:
Primera persona:
- Diarios personales.
- Testimonios.
- Blogs personales.
- Autobiografías.
- Entrevistas personales.
Tercera persona:
- Noticias y artículos informativos.
- Libros narrativos.
- Documentos oficiales.
- Informes académicos.
- Guiones cinematográficos.
Cada contexto tiene sus reglas y normas, por lo que es importante elegir la forma narrativa que mejor se adapte al mensaje que se quiere transmitir.
El impacto emocional de hablar en primera y tercera persona
El uso de la primera o tercera persona puede influir en el impacto emocional de un discurso. Al hablar en primera persona, el hablante transmite emociones de manera más directa, lo que puede generar una conexión inmediata con el oyente o lector. Esta proximidad emocional es especialmente útil en historias personales, reflexiones filosóficas o discursos motivacionales.
Por otro lado, la tercera persona permite una narrativa más distante y objetiva, lo que puede ser útil para mantener una cierta neutralidad o para presentar hechos sin envolver emociones. Esto es común en la escritura académica, donde se busca presentar información de manera clara y sin sesgos.
Aunque ambas formas tienen sus ventajas, la elección entre una y otra dependerá del tipo de mensaje que se quiera transmitir y del público al que se dirija.
¿Para qué sirve hablar en primera y tercera persona?
Hablar en primera y tercera persona tiene distintos propósitos según el contexto. En la primera persona, se busca generar empatía, transmitir emociones y dar una perspectiva personal sobre una experiencia. Por ejemplo, en un blog de viajes, el autor puede usar la primera persona para compartir sus sensaciones y vivencias.
En la tercera persona, el propósito es presentar una historia, un informe o un análisis de manera objetiva. Esta forma narrativa permite abordar múltiples puntos de vista y es ideal para contextos formales o académicos.
En resumen, hablar en primera persona es útil para expresar experiencias personales, mientras que la tercera persona es ideal para relatar hechos, contar historias o presentar información de manera imparcial.
Variantes narrativas y sus efectos en el lenguaje
Además de la primera y tercera persona, existen otras formas narrativas que también influyen en el lenguaje, como la segunda persona o la narración omnisciente. Sin embargo, la primera y tercera persona son las más utilizadas y tienen efectos muy distintos.
La primera persona implica una mayor subjetividad, mientras que la tercera permite una narrativa más general y objetiva. Estas variaciones no solo afectan el estilo de escritura, sino también el tono, la emoción y el nivel de implicación del lector.
En la literatura, estas diferencias son clave para crear personajes, construir tramas y transmitir emociones. En la vida cotidiana, también influyen en cómo se percibe una historia o mensaje.
El uso de la primera y tercera persona en la vida cotidiana
En la vida cotidiana, hablar en primera y tercera persona es una herramienta fundamental para comunicarse de manera efectiva. En conversaciones personales, la primera persona permite expresar opiniones y sentimientos con mayor claridad. Por ejemplo: Yo creo que deberíamos cambiar de tema.
Por otro lado, en contextos profesionales o formales, se suele preferir la tercera persona para mantener un tono neutral y profesional. Por ejemplo: El cliente solicitó una reunión esta semana.
También es común mezclar ambas formas narrativas dependiendo del propósito del discurso. Esto muestra la flexibilidad del lenguaje y su capacidad para adaptarse a diferentes situaciones.
El significado de hablar en primera y tercera persona
El hablar en primera y tercera persona no solo es una cuestión gramatical, sino también un reflejo del punto de vista desde el cual se expresa una idea. En la primera persona, el hablante se identifica con el relato, lo que puede transmitir confianza, autenticidad y conexión emocional. En la tercera persona, se habla de otros, lo que permite una narrativa más general y desapasionada.
Este concepto es especialmente relevante en la escritura creativa, donde el autor elige la perspectiva narrativa para guiar la experiencia del lector. En la vida real, también influye en cómo se perciben los mensajes, ya que una persona que habla en primera persona puede parecer más cercana o auténtica.
Entender el significado de estos modos narrativos es clave para comunicarse con claridad y efectividad, ya sea en un contexto personal, profesional o académico.
¿De dónde proviene el uso de la primera y tercera persona en el lenguaje?
El uso de la primera y tercera persona tiene raíces en la evolución del lenguaje humano. Desde tiempos antiguos, los seres humanos han usado el lenguaje para contar historias, transmitir conocimientos y expresar emociones. La primera persona surgió naturalmente como una forma de expresar experiencias personales, mientras que la tercera persona se utilizaba para referirse a otros o a situaciones externas.
En la literatura clásica, como en las obras de Homero o Virgilio, se usaban ambas formas narrativas para crear historias que involucraran al lector. Con el tiempo, estas formas se formalizaron y se convirtieron en parte esencial de las reglas gramaticales y narrativas.
Hoy en día, el uso de la primera y tercera persona sigue siendo fundamental en la comunicación, ya sea escrita o oral, y su importancia se mantiene en múltiples contextos.
Alternativas narrativas al hablar en primera y tercera persona
Además de la primera y tercera persona, existen otras formas de narrar que también son útiles según el contexto. Una de ellas es la segunda persona, que utiliza pronombres como tú o usted para dirigirse directamente al lector. Esta forma es común en manuales, tutoriales o en textos interactivos.
También existe la narración omnisciente, donde el narrador conoce todo lo que ocurre, incluyendo los pensamientos y sentimientos de todos los personajes. Esta forma es popular en novelas complejas donde se exploran múltiples perspectivas.
Estas alternativas ofrecen más flexibilidad en la narrativa y permiten adaptar el discurso a las necesidades del mensaje que se quiere transmitir.
¿Cómo se usa hablar en primera y tercera persona en la vida diaria?
En la vida diaria, hablar en primera y tercera persona es una herramienta fundamental para comunicarse con claridad. En conversaciones personales, la primera persona permite expresar sentimientos y opiniones de manera directa. Por ejemplo: Yo no estoy de acuerdo con esa decisión.
Por otro lado, en contextos profesionales o formales, se suele utilizar la tercera persona para mantener un tono profesional y objetivo. Por ejemplo: El equipo presentó sus conclusiones al director.
También es común alternar entre ambas formas narrativas dependiendo del propósito de la conversación. Esto muestra la versatilidad del lenguaje y su capacidad para adaptarse a diferentes situaciones.
Cómo usar hablar en primera y tercera persona con ejemplos
Para dominar el uso de la primera y tercera persona, es útil practicar con ejemplos concretos. Aquí te mostramos cómo se pueden usar en diferentes contextos.
En una carta personal:
- Primera persona: Yo he decidido mudarme a otra ciudad.
- Tercera persona: Ella tomó la decisión de mudarse a otra ciudad.
En un informe profesional:
- Primera persona: Yo presenté mis conclusiones al equipo.
- Tercera persona: El analista presentó sus conclusiones al equipo.
En una novela:
- Primera persona: Yo no sabía qué hacer en ese momento.
- Tercera persona: Él no sabía qué hacer en ese momento.
Estos ejemplos ilustran cómo el uso de la primera y tercera persona puede cambiar la forma en que se percibe una historia o mensaje.
El impacto psicológico de hablar en primera y tercera persona
El uso de la primera o tercera persona no solo afecta la forma en que se presenta un mensaje, sino también cómo se percibe emocionalmente. Hablar en primera persona puede generar una mayor conexión emocional con el oyente, ya que se comparten experiencias personales de manera directa. Esto puede ser útil en terapia, coaching o en discursos motivacionales.
Por otro lado, el uso de la tercera persona puede ayudar a mantener un distanciamiento emocional, lo que puede ser útil para reflexionar sobre uno mismo o para presentar hechos de manera imparcial. En algunos casos, se utiliza la tercera persona como una forma de evitar la culpa o la responsabilidad.
Entender este impacto psicológico es clave para elegir la forma narrativa más adecuada según el mensaje que se quiera transmitir.
Errores comunes al hablar en primera y tercera persona
Aunque hablar en primera y tercera persona es una habilidad esencial, existen errores comunes que pueden dificultar la comunicación. Uno de ellos es mezclar ambas formas narrativas de manera incoherente, lo que puede generar confusión en el lector o oyente. Por ejemplo: Yo vi que él no estaba seguro.
Otro error es usar la primera persona en contextos donde se requiere objetividad, como en informes académicos o científicos. En estos casos, se prefiere la tercera persona para mantener un tono profesional.
También es común confundir los pronombres, especialmente en textos largos o en lenguajes donde los pronombres no son visibles. Por ejemplo, en el inglés, he y they pueden ser difíciles de distinguir sin contexto.
Evitar estos errores requiere práctica y atención al contexto, pero con tiempo se puede mejorar significativamente la claridad y precisión del discurso.
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