En el ámbito de la comunicación y el lenguaje coloquial, el término ser artero se utiliza con frecuencia para describir una actitud o forma de comportamiento que implica astucia, maña o habilidad para salirse con la suya en situaciones complicadas. Este adjetivo, aunque informal, refleja una cualidad humana que puede ser interpretada de múltiples maneras según el contexto. En este artículo exploraremos a fondo el significado de ser artero, sus aplicaciones en distintos escenarios y cómo se percibe esta característica en la sociedad actual.
¿Qué significa ser artero?
Ser artero implica tener una habilidad particular para sortear obstáculos, manipular situaciones a nuestro favor o resolver problemas de manera creativa, aunque a veces pueda ser vista con cierta desconfianza. En esencia, una persona artera es alguien que sabe aprovechar las circunstancias, a menudo usando la inteligencia emocional, la sutileza o el ingenio para lograr sus objetivos sin recurrir siempre a la fuerza o la honestidad directa.
En el lenguaje coloquial, el término artero puede tener connotaciones tanto positivas como negativas. Por un lado, puede referirse a alguien muy hábil o ingenioso; por otro, puede implicar una actitud engañosa o manipuladora. Por ejemplo, se podría decir de un político que es muy artero al referirse a su capacidad para convencer al público, aunque también podría interpretarse como una crítica a sus métodos cuestionables.
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El término artero tiene raíces en el idioma castellano y se ha utilizado desde el siglo XVI con matices similares. En textos antiguos, se menciona a figuras literarias como personajes artesanos de la mentira o mañosos, que eran descritos con cierta admiración por su capacidad de ingenio, pero también con cierta desconfianza por sus métodos.
La astucia en el lenguaje popular
La idea de ser artero está profundamente arraigada en el lenguaje popular y en la cultura cotidiana. En muchos países de habla hispana, el adjetivo se usa con frecuencia para describir a personas que, aunque no necesariamente son malas, tienen una manera de actuar que no siempre sigue las normas convencionales. Esta cualidad puede ser vista como una forma de supervivencia en contextos donde las reglas no siempre son claras o donde no se respeta el orden establecido.
En la vida diaria, una persona artera puede destacar en entornos laborales competitivos, en negocios o incluso en situaciones sociales donde la habilidad de salirse con la suya es valorada. Sin embargo, también puede generar desconfianza entre quienes perciben esa astucia como una forma de manipulación. Por ejemplo, una persona que siempre consigue lo que quiere, pero sin siempre decir la verdad, puede ser vista como artera, aunque sus intenciones no sean malas.
La diferencia entre ser artero y ser astuto
Es importante no confundir el término artero con astuto, aunque ambos comparten ciertas semejanzas. Mientras que ser astuto implica una habilidad para comprender situaciones complejas y tomar decisiones inteligentes, ser artero lleva un matiz adicional: la intención de beneficiarse personalmente, a veces a costa de otros. Por ejemplo, un negociador astuto busca acuerdos mutuamente beneficiosos, mientras que un negociador artero puede manipular la información para obtener una ventaja injusta.
Esta distinción es clave para entender cómo se percibe a una persona según el contexto. En un entorno profesional, ser astuto puede ser una virtud, pero ser artero puede ser visto como una debilidad o incluso como una falta de ética. En la vida personal, una persona que se considera artera puede tener dificultades para mantener relaciones de confianza.
Ejemplos claros de personas arteras
Para comprender mejor qué significa ser artero, es útil analizar ejemplos concretos. Por ejemplo:
- En el ámbito laboral: Un empleado que siempre se salta las normas para conseguir resultados, pero sin que nadie le diga nada, podría ser considerado artero.
- En la política: Un político que es capaz de cambiar de opinión según convenga a su partido, sin comprometerse con ninguna causa, puede ser visto como artero.
- En la vida cotidiana: Un vecino que siempre consigue que el edificio vote a su favor, aunque sus propuestas no sean las más justas, puede ser percibido como artero.
- En el entretenimiento: En la ficción, personajes como el personaje de Sherlock Holmes (aunque más bien ingenioso) o el de Don Juan (más bien manipulador) reflejan esta cualidad.
Estos ejemplos ilustran cómo la astucia puede manifestarse en distintos contextos y cómo puede ser interpretada de manera diferente según los valores culturales o personales.
El concepto de la maña como forma de supervivencia
La maña, que es un sinónimo común de ser artero, puede ser vista como una forma de supervivencia en entornos donde las reglas no siempre favorecen a todos por igual. En muchos casos, las personas que son consideradas arteras han desarrollado esta habilidad como una respuesta a situaciones desfavorables, ya sea por falta de recursos, por desigualdades sociales o por la necesidad de protegerse en contextos hostiles.
Por ejemplo, en comunidades marginadas, ser artero puede significar la capacidad de conseguir alimento, vivienda o trabajo a través de métodos no convencionales. Esto no necesariamente implica maldad, sino más bien una adaptación a circunstancias adversas. En este sentido, la maña puede ser una herramienta de resiliencia y supervivencia, aunque también puede llevar a conflictos éticos si se abusa.
Diferentes tipos de personas arteras
No todas las personas que se consideran arteras son iguales. Existen distintas formas de manifestar esta cualidad, dependiendo del contexto y del individuo. Algunos ejemplos incluyen:
- El artero ingenioso: Aquel que usa su creatividad para resolver problemas de manera original, sin necesariamente manipular a otros.
- El artero manipulador: Aquel que explota la credulidad o la falta de información de otros para obtener beneficios personales.
- El artero social: Aquel que es hábil en la interacción social, pero a menudo lo hace para conseguir favores o influencia.
- El artero político: Aquel que utiliza la astucia para navegar por el sistema político, a menudo sin importarle la ética.
- El artero del día a día: Aquel que siempre encuentra una forma de salirse con la suya en situaciones cotidianas, como evitar pagar impuestos o convencer a otros para que hagan lo que él quiere.
Cada uno de estos tipos puede tener una percepción social diferente, dependiendo de la cultura o el entorno donde se encuentre.
La percepción cultural de la astucia
En distintas culturas, la idea de ser artero puede ser vista de manera muy diferente. En algunas sociedades, la maña y la astucia son valoradas como signos de inteligencia y capacidad de adaptación. En otras, se ven como características negativas o incluso peligrosas.
Por ejemplo, en la cultura hispanoamericana, especialmente en contextos rurales o marginados, ser artero puede ser visto como una forma de sobrevivir en un mundo injusto. Sin embargo, en entornos más formales o urbanos, puede ser percibido como una falta de honestidad o profesionalismo.
En la cultura anglosajona, por su parte, la astucia a menudo se asocia con el street smart (inteligencia callejera), que se valora en ciertos contextos, pero también se percibe con cierta desconfianza en otros.
¿Para qué sirve ser artero?
Ser artero puede tener varios usos, tanto positivos como negativos, dependiendo del contexto en el que se manifieste. Algunas de las aplicaciones más comunes incluyen:
- Sobrevivir en entornos desfavorables: En situaciones donde las reglas no son justas o no se aplican de manera equitativa, la astucia puede ser una herramienta para obtener recursos o protección.
- Lograr objetivos personales: Una persona artera puede ser muy efectiva en conseguir lo que quiere, ya sea en el ámbito profesional, social o personal.
- Evadir consecuencias negativas: En algunos casos, ser artero puede significar evitar castigos o responsabilidades, lo cual puede ser visto como una forma de supervivencia o como una forma de evadir la justicia.
Sin embargo, también hay riesgos asociados, como la pérdida de confianza de otros, conflictos éticos o incluso problemas legales si la astucia se convierte en manipulación o engaño.
Sinónimos y variantes del concepto de ser artero
Existen varios términos que pueden usarse para describir una persona artera, dependiendo del contexto y el matiz que se quiera dar. Algunos de los sinónimos más comunes incluyen:
- Mañoso: Persona que actúa con astucia o engaño.
- Zorro: En muchos países hispanohablantes, se usa el término zorro como metáfora para describir a alguien astuto.
- Listo: Puede tener connotaciones positivas o negativas, dependiendo de cómo se use.
- Ingenioso: Siempre con una connotación positiva, pero puede incluir elementos de astucia.
- Manipulador: Carga con una connotación más negativa y se usa cuando la astucia se vuelve perjudicial.
- Astuto: Similar a artero, pero con una carga ética más neutra.
Cada uno de estos términos puede usarse en diferentes contextos para describir aspectos de la personalidad de una persona que se considera artera.
La presencia de la astucia en la literatura y el cine
La astucia, o ser artero, ha sido un tema recurrente en la literatura y el cine. Muchos personajes famosos son conocidos por su capacidad para manipular situaciones a su favor, aunque no siempre con intenciones buenas. Algunos ejemplos incluyen:
- Don Juan: Un personaje clásico que se caracteriza por su habilidad para seducir a múltiples mujeres, usando su carisma y engaño.
- Sherlock Holmes: Aunque más bien ingenioso, su capacidad para resolver misterios mediante la observación y el razonamiento lo hace ver como un personaje artero en ciertos contextos.
- El Padrino: Don Vito Corleone es un ejemplo de alguien que usa la astucia para mantener su poder y proteger a su familia, aunque a menudo a costa de otros.
- James Bond: Aunque más bien un agente de espías, su capacidad para salir de situaciones peligrosas usando su inteligencia y carisma lo hace verse como un personaje artero.
Estos ejemplos muestran cómo la astucia es una cualidad que puede ser admirada o temida, dependiendo del contexto en el que se manifieste.
El significado detrás de la palabra artero
El término artero proviene del latín *artus*, que significa astuto o listo, y que evolucionó en el castellano medieval para adquirir el significado actual. En la actualidad, la palabra se usa para describir a alguien que tiene una habilidad particular para sortear obstáculos o manipular situaciones a su favor, sin necesariamente seguir las normas convencionales.
Este adjetivo tiene una carga emocional que puede variar según el contexto. En algunos casos, puede ser visto como una cualidad positiva, especialmente en entornos competitivos o donde se valora la creatividad. En otros, puede ser percibido como una forma de engaño o manipulación. Esto refleja la complejidad del término y la ambigüedad de su uso.
¿De dónde proviene la palabra artero?
El término artero tiene sus raíces en el latín vulgar y se usaba ya en el castellano antiguo para describir a alguien astuto o listo. En textos medievales, se menciona a personajes que usaban la maña o el arte para salir de situaciones difíciles, lo cual es el antecedente directo del concepto actual de ser artero.
Con el tiempo, la palabra fue adaptándose a distintos contextos culturales y lingüísticos, y en la actualidad se usa tanto en el lenguaje formal como en el coloquial. Su uso varía según la región, pero en general se mantiene su esencia de describir a alguien que tiene habilidades especiales para manipular o resolver problemas de manera no convencional.
Variantes y sinónimos más usados
Además de artero, existen otros términos que se usan para describir a alguien con habilidades similares. Algunas de las variantes más comunes incluyen:
- Mañoso: Persona que actúa con astucia, a menudo para obtener ventaja.
- Zorro: En muchos países hispanohablantes, se usa como metáfora para alguien listo o ingenioso.
- Listo: Puede tener connotaciones positivas o negativas, según el contexto.
- Ingenioso: Carga con una connotación más positiva, pero puede incluir elementos de astucia.
- Manipulador: Carga con una connotación más negativa, especialmente cuando la astucia se convierte en engaño.
Estos términos pueden usarse intercambiablemente con artero en ciertos contextos, aunque cada uno tiene matices distintos que pueden cambiar la percepción de la persona que los describe.
¿Qué ventajas y desventajas tiene ser artero?
Ser artero puede ofrecer varias ventajas, especialmente en contextos donde la astucia es valorada. Por ejemplo, una persona artera puede destacar en situaciones donde se requiere creatividad, resolución de problemas o adaptabilidad. También puede tener éxito en entornos donde las normas no son claras o donde la competencia es intensa.
Sin embargo, también existen desventajas. La principal es la pérdida de confianza de otros, ya que la astucia a menudo implica manipulación o engaño. Además, una persona que se considera artera puede enfrentar conflictos éticos o legales si sus acciones son consideradas inapropiadas. Por último, a largo plazo, puede resultar difícil mantener relaciones de confianza si se percibe a una persona como artera.
Cómo usar la palabra artero y ejemplos de uso
La palabra artero se puede usar tanto en el lenguaje formal como en el coloquial, dependiendo del contexto. Aquí tienes algunos ejemplos de uso:
- Coloquial:
- Ese vendedor es muy artero, siempre encuentra una forma de vender algo que no necesitas.
- No le hagas caso, es un zorro, o sea, un artero.
- Formal:
- El personaje principal del libro es descrito como un hombre artero, capaz de sortear cualquier obstáculo.
- En el análisis de la novela, se destaca la astucia del protagonista, a menudo descrito como un personaje artero.
También puede usarse en contextos metafóricos o literarios para describir situaciones o personajes que tienen cierta cualidad de maña o ingenio.
El papel de la astucia en la evolución humana
Desde un punto de vista evolutivo, la astucia puede considerarse una cualidad adaptativa. En la historia humana, la capacidad de resolver problemas de manera creativa, manipular situaciones a nuestro favor y anticipar los movimientos de otros ha sido clave para la supervivencia. En sociedades donde la cooperación no era suficiente, la astucia ofrecía una ventaja para obtener recursos, alianzas o protección.
En la actualidad, esta cualidad sigue siendo útil, aunque en formas más sutiles. Por ejemplo, en el ámbito laboral, la capacidad de negociar, convencer o resolver conflictos de manera astuta puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Sin embargo, también puede llevar a conflictos si se abusa de ella.
La percepción social de la astucia en la era digital
En la era digital, la percepción de la astucia ha cambiado debido al acceso a información más amplio y a la transparencia digital. Personas que en el pasado podrían haber sido consideradas arteras por manipular la información ahora enfrentan mayor escrutinio público. En redes sociales, por ejemplo, la falta de transparencia o la manipulación de contenido puede llevar a una persona a ser etiquetada como artera o engañosa.
Por otro lado, en entornos virtuales como el marketing digital o el emprendimiento, la astucia puede ser vista como una cualidad positiva, especialmente cuando se usa para resolver problemas creativos o para destacar en un mercado competitivo. Sin embargo, también existe un límite ético que, si se cruza, puede generar controversia o incluso consecuencias legales.
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