La droga conocida como *wax* es un tipo de sustancia psicoactiva que ha ganado notoriedad en los últimos años debido a su peligrosidad y su creciente consumo en ciertos sectores. También llamada *cera*, esta sustancia tiene un alto contenido de THC, el principal componente psicoactivo del cannabis. A continuación, exploraremos en profundidad qué es esta droga, cómo se usa, por qué es peligrosa y cuáles son sus consecuencias legales y de salud.
¿Qué es la droga conocida como wax?
La *wax* es una forma concentrada de cannabis, específicamente de THC, que se presenta en forma de cera o pasta. Se obtiene mediante procesos químicos que extraen el THC de la planta del cannabis, produciendo una sustancia de alto poder psicoactivo. Su consumo se ha popularizado debido a su sabor, facilidad de uso y la sensación de euforia intensa que proporciona.
Esta droga no es una invención reciente, pero ha ganado notoriedad en la última década, especialmente en zonas urbanas y entre jóvenes. Su producción se ha industrializado en ciertos entornos delictivos, y su distribución es clandestina. En muchos países, su posesión y uso son ilegales, y su consumo puede ser sancionado con duras penas penales.
Un dato curioso es que, a diferencia del cannabis tradicional, el *wax* contiene concentraciones de THC que pueden alcanzar hasta un 90%, lo que lo hace extremadamente potente. Esto lo convierte en una droga de alto riesgo, especialmente para personas con poca experiencia o sensibilidad al THC.
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El peligro de las formas concentradas de cannabis
El *wax* forma parte de un grupo de sustancias conocidas como *cannabinoides sintéticos* o *concentrados de cannabis*. Estos productos no solo incluyen la *wax*, sino también *shatter*, *dabs* o *budder*, todos con altas concentraciones de THC. Su uso está vinculado a efectos psicoactivos más intensos que el consumo tradicional de marihuana.
El consumo de estos concentrados se ha relacionado con un mayor riesgo de dependencia, psicosis y trastornos mentales. Según el Centro para el Control de Drogas (CDC), los síntomas de intoxicación con *wax* incluyen mareos, palpitaciones, alucinaciones y, en casos extremos, ataques de ansiedad o paranoia severa. Además, su inhalación puede dañar los pulmones y el sistema respiratorio debido a la alta temperatura necesaria para su consumo.
Es importante destacar que, aunque algunas personas perciben estos concentrados como una forma más natural o menos dañina de consumir cannabis, la realidad es que su potencia y su forma de uso (generalmente mediante vapers o pipetas) lo convierten en una droga con un perfil de riesgo significativamente más alto.
El consumo entre adolescentes y la normalización de las drogas concentradas
El *wax* y otros concentrados de cannabis han ganado popularidad especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos. Su sabor dulce, su forma de presentación atractiva y su disponibilidad en entornos donde la vigilancia es limitada han contribuido a su difusión. En muchos casos, se comercializa como cera de sabor o cera de vapeo, lo que puede inducir a error a los consumidores.
Además, la percepción de que el cannabis es una droga menos peligrosa que otras sustancias también influye en su consumo. Sin embargo, el alto contenido de THC en el *wax* puede tener efectos devastadores en el desarrollo cerebral adolescente, afectando la memoria, la atención y la toma de decisiones. Esta normalización del consumo de concentrados es un tema de preocupación para autoridades de salud pública.
Ejemplos de cómo se consume el wax
El consumo del *wax* puede hacerse de varias formas, pero la más común es mediante el uso de dispositivos de vaporización. Este proceso, conocido como dabbing, consiste en calentar una pequeña cantidad de *wax* en una placa o en una pipeta especial, y luego inhalar el vapor resultante. Otros métodos incluyen:
- Vapers: Dispositivos electrónicos que contienen cámaras donde se coloca el *wax* y se calienta.
- Pipetas de plástico o metal: Usadas para aplicar el *wax* directamente sobre una placa calentada.
- Cámaras de vaporización portátiles: Dispositivos más sofisticados que permiten un control más preciso de la temperatura.
Cada uno de estos métodos implica riesgos específicos. Por ejemplo, el uso de pipetas de metal puede causar quemaduras si no se manejan adecuadamente, y el uso de vapers puede introducir químicos dañinos al organismo. El proceso de *dabbing*, por su parte, puede ser especialmente peligroso debido a la temperatura extremadamente alta necesaria para activar el THC.
El concepto del dabbing y su peligrosidad
El *dabbing* es el proceso de inhalar el vapor producido al calentar una pequeña cantidad de *wax* en una placa metálica o en un dispositivo de vaporización. Este método es rápido y produce efectos intensos, pero también tiene riesgos significativos. Algunos de los peligros más destacados incluyen:
- Daño pulmonar: La inhalación de vapor a temperaturas elevadas puede irritar o dañar los pulmones.
- Intoxicación por THC: Debido a la alta concentración, el cuerpo puede reaccionar con síntomas severos como náuseas, vómitos o incluso ataques de pánico.
- Accidentes con el equipo: El uso de placas calientes o pipetas puede resultar en quemaduras o lesiones menores.
Además, el *dabbing* es una práctica que se ha asociado con un aumento en el número de hospitalizaciones por intoxicación con cannabis concentrado. En Estados Unidos, por ejemplo, se han reportado casos de jóvenes que han requerido atención médica de urgencia tras consumir *wax*.
Recopilación de tipos de concentrados de cannabis
Existen varios tipos de concentrados de cannabis, cada uno con características únicas y diferentes grados de pureza. Algunos de los más comunes incluyen:
- Wax: Cera blanda con consistencia similar a la cera de abeja.
- Shatter: Fragmentos transparentes y frágiles, con alto contenido de THC.
- Budder: Consistencia cremosa, obtenida mediante procesos de agitación.
- Diamonds: Cristales purísimos de THC, a menudo separados de otros componentes.
- Live resin: Producido a partir de plantas frescas, conservando más terpenos y sabores.
Cada uno de estos concentrados se produce mediante técnicas de extracción con solventes como butano o CO₂, lo que puede introducir riesgos adicionales si no se maneja correctamente. Su consumo, sin embargo, sigue siendo ilegal en la mayoría de los países.
El impacto social del uso de concentrados de cannabis
El uso de concentrados como el *wax* no solo afecta al individuo que lo consume, sino también a la sociedad en general. Su disponibilidad en mercados clandestinos y su popularidad entre jóvenes han generado preocupación en los gobiernos y en organizaciones de salud pública. Algunos de los impactos sociales incluyen:
- Aumento de casos de dependencia: El alto contenido de THC en los concentrados puede llevar a una dependencia más rápida.
- Presión en el sistema sanitario: El número de emergencias médicas relacionadas con el consumo de *wax* ha crecido.
- Crecimiento de redes delictivas: La producción y distribución de estos concentrados se ha convertido en un negocio ilegal de alto valor.
Además, el consumo de *wax* entre estudiantes ha generado preocupación en el ámbito educativo. En muchos países, las escuelas han tenido que implementar programas de concienciación y prevención para combatir su uso. Las autoridades educativas también han reportado un aumento en el número de estudiantes que presentan síntomas de intoxicación en clase.
¿Para qué sirve el wax?
El *wax* se utiliza principalmente con fines recreativos, aunque en algunos países se ha explorado su uso medicinal. Sin embargo, su alto contenido de THC lo hace inadecuado para la mayoría de los tratamientos médicos, ya que sus efectos pueden ser contraproducentes. Algunas personas lo usan para aliviar el estrés o la ansiedad, pero esto no está respaldado por la evidencia científica y puede llevar a consecuencias negativas.
Otra razón común es el deseo de experimentar efectos psicoactivos más intensos. Sin embargo, debido a su potencia, el *wax* puede provocar efectos adversos como paranoia, alucinaciones y ataques de ansiedad. Por estas razones, no se recomienda su uso en ninguna circunstancia, especialmente en entornos no controlados o por personas con antecedentes psiquiátricos.
Sustancias similares al wax
Existen otras sustancias que son similares al *wax* en su forma de presentación y en su efecto psicoactivo. Algunas de ellas incluyen:
- Shatter: Similar en potencia al *wax*, pero con una textura más cristalina.
- Cannabis sintético: Sustancias químicas diseñadas para imitar los efectos del THC, pero con efectos más intensos y peligrosos.
- THC líquido: Usado en vapers y dispositivos electrónicos, también con alto contenido de THC.
Aunque estas sustancias pueden parecer más seguras debido a su presentación o sabor, su peligrosidad es comparable o incluso mayor. Todas ellas son ilegales en la mayoría de los países y están asociadas con un alto riesgo de dependencia y daño físico.
La relación entre el wax y la salud mental
El uso del *wax* y otros concentrados de cannabis está fuertemente vinculado con problemas de salud mental. Diversos estudios han demostrado que el alto contenido de THC puede desencadenar trastornos como la psicosis, la esquizofrenia y la depresión. En personas con predisposición genética, el consumo de *wax* puede precipitar un episodio psicótico.
Además, el *wax* puede afectar la función cognitiva, especialmente en jóvenes cuyo cerebro aún no ha terminado de desarrollarse. Esto puede manifestarse en problemas de memoria, dificultad para concentrarse y alteraciones en el juicio. La dependencia psicológica también es un problema común, lo que lleva a muchos usuarios a consumir con frecuencia, aumentando aún más el riesgo de daño cerebral.
El significado del wax en el contexto de las drogas
El término *wax* se refiere específicamente a una forma de cannabis procesada químicamente para obtener una alta concentración de THC. Su nombre proviene de su apariencia física, similar a la cera. Este tipo de sustancia se ha convertido en un problema de salud pública debido a su accesibilidad, su potencia y su efecto rápido.
En muchos casos, los usuarios no son conscientes del riesgo que conlleva su consumo. Algunos lo perciben como una alternativa más segura al cannabis tradicional, pero en realidad, su peligrosidad es mucho mayor. El *wax* no solo afecta al consumidor, sino que también impacta a su entorno, especialmente en entornos escolares y laborales.
¿De dónde viene el nombre wax?
El nombre *wax* proviene de la apariencia de la sustancia: es una masa blanda, similar a la cera de abeja, que puede ser moldeada con los dedos. Este término comenzó a usarse en la década de 1990, cuando los productores de cannabis empezaron a experimentar con técnicas de extracción para obtener concentrados de THC. A medida que la tecnología avanzaba, la producción de *wax* se volvió más eficiente y accesible.
En los entornos delictivos, el *wax* se ha convertido en un producto de alto valor, lo que ha atraído a organizaciones criminales que buscan lucrarse con su distribución. Esto ha contribuido a su proliferación, especialmente en zonas urbanas con alto índice de pobreza o desempleo.
Formas alternativas de consumir cannabis
Además del *wax*, existen otras formas de consumir cannabis que también son consideradas ilegales en la mayoría de los países. Algunas de ellas incluyen:
- Marihuana tradicional: Se fuma o se consume en infusiones.
- Cannabis sintético: Sustancias químicas diseñadas para imitar el THC.
- Vapeo de THC líquido: Usado en dispositivos electrónicos.
- Comprimidos o cápsulas: Formas orales de consumo.
Cada una de estas formas tiene riesgos asociados. Mientras que el consumo tradicional es más conocido, las formas modernas como el *wax* o el *vaping* son más peligrosas debido a su alta concentración de THC y a los métodos de uso que implican altas temperaturas.
¿Cuál es el impacto legal del consumo de wax?
El consumo, posesión y distribución de *wax* son ilegales en la mayoría de los países. En algunos lugares, como Estados Unidos, las leyes varían según el estado, pero en general, su uso está penado con multas, detenciones o incluso condenas penales. En otros países, como España o México, el *wax* es considerado una sustancia estupefacente y su posesión es un delito grave.
El impacto legal del consumo de *wax* no solo afecta al individuo, sino que también genera un costo social elevado. Los recursos de la policía, los tribunales y los hospitales se ven afectados por el aumento de casos relacionados con esta droga. Además, su producción y distribución están vinculadas a organizaciones criminales que operan en la sombra.
Cómo usar el wax y ejemplos de uso
El uso del *wax* se ha popularizado principalmente entre consumidores de cannabis que buscan efectos más intensos. Un ejemplo típico es el uso en dispositivos de vaporización, donde se aplica una pequeña cantidad de *wax* en una placa calentada y se inhala el vapor. Otro ejemplo es su uso en pipetas de plástico, donde el *wax* se derrite al contacto con la temperatura y se inhala directamente.
Aunque estos métodos son fáciles de aprender, su peligrosidad no debe subestimarse. Un usuario puede consumir una cantidad excesiva sin darse cuenta, lo que puede provocar síntomas como alucinaciones, ataques de ansiedad o incluso hospitalización. Por ejemplo, en 2020, un joven en California fue hospitalizado tras consumir una dosis excesiva de *wax* y experimentar una psicosis severa.
La lucha contra el wax en el ámbito educativo
Las escuelas y universidades han adoptado estrategias para combatir el consumo de *wax* entre los estudiantes. Programas de educación preventiva, charlas con expertos en salud pública y campañas de sensibilización son algunas de las medidas que se han implementado. En muchos casos, estas iniciativas se centran en informar a los estudiantes sobre los riesgos reales del consumo de concentrados de cannabis.
Además, algunos centros educativos han fortalecido sus políticas de disciplina para prevenir el uso de drogas en el campus. Esto incluye inspecciones aleatorias, acuerdos de conducta y colaboraciones con autoridades locales. A pesar de estos esfuerzos, el consumo de *wax* sigue siendo un desafío para muchos institutos educativos.
El papel de las redes sociales en la difusión del wax
Las redes sociales han jugado un papel fundamental en la difusión del *wax*. Plataformas como TikTok, Instagram y YouTube han servido como espacios donde se comparten videos de consumo, técnicas de preparación y testimonios de usuarios. Esta exposición constante puede normalizar el consumo y hacerlo más atractivo para los jóvenes.
En muchos casos, los creadores de contenido utilizan términos técnicos o eufemismos para evitar la censura, pero esto no reduce el mensaje subliminal de que el consumo es cool o innocuo. Las autoridades han tomado medidas para restringir el contenido relacionado con el *wax*, pero su difusión sigue siendo un problema difícil de controlar.
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