Que es lectura prelectura y poslectura y sus caracteristicas

Que es lectura prelectura y poslectura y sus caracteristicas

En el ámbito educativo y del desarrollo de habilidades lectoras, comprender el proceso de lectura implica conocer no solo cómo se lee, sino también cuáles son las etapas previas, durante y posteriores al acto mismo. Este artículo profundiza en los conceptos de lectura, prelectura y poslectura, así como en sus características principales. Conocer estas fases no solo mejora la comprensión lectora, sino que también fortalece el pensamiento crítico y la capacidad de análisis.

¿Qué es la lectura, la prelectura y la poslectura?

La lectura es el proceso mediante el cual una persona interpreta, comprende y asimila información escrita. Este proceso no se limita a la acción de leer en sí, sino que incluye una serie de estrategias cognitivas que ayudan a procesar y retener el contenido. La prelectura, por su parte, es una fase preparatoria que se lleva a cabo antes de comenzar a leer, con el objetivo de activar conocimientos previos, anticipar el contenido y establecer metas de lectura. Finalmente, la poslectura se refiere a las actividades que se realizan después de haber leído, con el propósito de reflexionar, sintetizar y evaluar lo aprendido.

A lo largo de la historia, la importancia de estas fases ha ido evolucionando. En la educación tradicional, se daba mayor énfasis a la lectura en sí, pero con el avance de la pedagogía moderna, se ha reconocido la relevancia de preparar al lector antes y después del acto de lectura. Por ejemplo, en el siglo XX, los estudiosos de la educación como David Rumelhart destacaron la importancia de la prelectura como herramienta para mejorar la comprensión lectora.

Además, en la era digital, donde la información es masiva y a menudo superficial, estas fases toman un rol aún más importante. La prelectura ayuda a filtrar contenido, la lectura propiamente dicha a procesarlo, y la poslectura a organizar y retener lo aprendido, evitando la saturación informativa.

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El proceso lector como herramienta de aprendizaje integral

El proceso completo de lectura, desde la prelectura hasta la poslectura, actúa como un circuito cerrado que permite una comprensión más profunda y significativa del texto. Cada fase tiene un propósito específico: la prelectura activa el conocimiento previo, la lectura implica la decodificación y comprensión del contenido, y la poslectura facilita la reflexión y la internalización de la información.

Este enfoque no solo es útil en contextos académicos, sino también en el ámbito profesional y personal. Por ejemplo, cuando un estudiante lee un libro escolar, la prelectura puede incluir revisar el índice, leer las preguntas al final del capítulo, o formularse hipótesis sobre el contenido. Durante la lectura, organiza mentalmente las ideas principales y las conecta con lo que ya sabe. Finalmente, en la poslectura, resume el contenido, responde preguntas o discute con compañeros.

La importancia de este proceso también se refleja en la mejora de la memoria y la capacidad de análisis. Estudios como los de la Universidad de Harvard han demostrado que quienes utilizan estrategias de prelectura y poslectura tienden a retener mejor la información y aplicarla en contextos prácticos.

La importancia de la planificación en la lectura

Una de las características más destacadas de la prelectura es la planificación. Esta fase no solo prepara al lector para enfrentar el texto, sino que también le permite establecer metas claras, como identificar el tema principal o buscar información específica. Por otro lado, la poslectura implica la evaluación y el análisis del contenido, lo que ayuda a consolidar el aprendizaje.

Además, en contextos educativos, la planificación de las fases de lectura se puede integrar en las estrategias docentes. Por ejemplo, los maestros pueden enseñar a los estudiantes a usar mapas conceptuales, resúmenes o cuestionarios antes y después de leer. Estas herramientas no solo mejoran la comprensión, sino que también fomentan la autonomía del aprendiz.

Ejemplos de lectura, prelectura y poslectura en la práctica

Un ejemplo práctico de prelectura puede ser cuando un estudiante revisa las imágenes, subtítulos o preguntas de un libro antes de comenzar a leer. Esto le ayuda a anticipar el contenido y a activar sus conocimientos previos. Durante la lectura, el estudiante se enfoca en comprender el desarrollo de la narrativa o argumento, subrayando ideas clave o anotando dudas. Finalmente, en la poslectura, puede realizar un resumen, responder preguntas o participar en una discusión en clase.

Otro ejemplo lo encontramos en el ámbito profesional. Un gerente que debe leer un informe financiero puede realizar una prelectura revisando los gráficos y el índice para identificar áreas críticas. Mientras lee, se centra en los datos relevantes y toma notas. Tras la lectura, analiza los resultados, compara con informes anteriores y toma decisiones basadas en la información obtenida.

En ambos casos, la prelectura y la poslectura son esenciales para una comprensión eficiente. La prelectura permite enfocarse en lo realmente importante, mientras que la poslectura asegura que la información sea procesada y aplicada correctamente.

La lectura como proceso cognitivo estructurado

La lectura no es un acto pasivo, sino un proceso activo que involucra múltiples habilidades cognitivas. En la prelectura, se activan conocimientos previos y se establecen expectativas. Durante la lectura, se decodifican las palabras, se comprende el significado y se construyen relaciones entre ideas. En la poslectura, se reflexiona sobre el contenido, se identifican conclusiones y se relaciona con experiencias anteriores.

Este proceso puede ser visualizado como una secuencia de etapas interconectadas. La prelectura es como una antena que capta señales del texto, la lectura es el procesamiento activo de esa información, y la poslectura es la integración y aplicación de lo aprendido. Cada una de estas etapas puede fortalecerse mediante estrategias específicas, como hacer predicciones, hacer preguntas, resumir o discutir el contenido.

Por ejemplo, una estrategia efectiva en la prelectura es la lectura anticipatoria, donde el lector lee solo partes del texto (como el título, subtítulos o imágenes) para formular hipótesis. En la poslectura, puede utilizar técnicas como el método KWL (Know, Want to know, Learned), que le permite organizar lo que ya sabe, lo que quiere saber y lo que aprendió.

Recopilación de estrategias para prelectura, lectura y poslectura

Para maximizar el rendimiento lector, es fundamental aplicar estrategias en cada una de las etapas. A continuación, se presentan algunas técnicas útiles:

Prelectura:

  • Leer el título y subtítulos para identificar el tema.
  • Revisar el índice o introducción del texto.
  • Formular preguntas antes de leer.
  • Activar conocimientos previos relacionados con el tema.

Lectura:

  • Leer de manera activa, subrayando o destacando ideas clave.
  • Tomar notas breves o hacer esquemas.
  • Parar y reflexionar sobre conceptos complejos.
  • Hacer preguntas mientras se lee.

Poslectura:

  • Realizar resúmenes o mapas conceptuales.
  • Responder preguntas sobre el contenido.
  • Discutir el texto con otros.
  • Relacionar el contenido con experiencias personales o conocimientos anteriores.

Estas estrategias pueden adaptarse según la edad, nivel educativo o tipo de texto. Lo importante es que se integren en una rutina de lectura que fomente la comprensión y el pensamiento crítico.

El impacto de la prelectura y poslectura en la comprensión

La prelectura y la poslectura no solo mejoran la comprensión lectora, sino que también influyen en la memoria y la capacidad de aplicación de la información. Estudios como los del Instituto de Lectura de Estados Unidos han demostrado que los lectores que utilizan estas estrategias tienden a recordar más detalles y a aplicarlos en contextos prácticos.

Además, estas fases son especialmente útiles en la educación inclusiva, donde se busca adaptar el proceso lector a las necesidades de cada estudiante. Por ejemplo, en la prelectura, se pueden ofrecer ayudas visuales o preguntas guía para estudiantes con dificultades de aprendizaje. En la poslectura, se pueden usar actividades colaborativas para reforzar lo aprendido.

Por otro lado, en entornos digitales, donde la atención es más dispersa, la prelectura ayuda a enfocarse en lo realmente relevante, mientras que la poslectura permite organizar la información en categorías o formatos visuales, facilitando su comprensión.

¿Para qué sirve la lectura, prelectura y poslectura?

Estas tres fases del proceso lector sirven para maximizar la comprensión, facilitar el aprendizaje y mejorar la retención de información. La prelectura prepara al lector para enfrentar el texto, la lectura implica la absorción y análisis del contenido, y la poslectura permite reflexionar y consolidar lo aprendido.

En el ámbito académico, estas fases son esenciales para preparar a los estudiantes para exámenes, proyectos o investigaciones. En el ámbito profesional, facilitan la toma de decisiones informadas, la resolución de problemas y la comunicación efectiva. Incluso en la vida personal, ayudan a procesar información de libros, artículos o redes sociales de manera más eficiente.

Por ejemplo, cuando una persona lee un libro de autoayuda, la prelectura puede incluir una revisión de los capítulos o resúmenes, la lectura implica la reflexión sobre las ideas presentadas, y la poslectura permite aplicar esas ideas en su vida cotidiana. En cada caso, estas fases actúan como un andamio que apoya el aprendizaje y la comprensión.

Las fases del proceso lector y sus aplicaciones

La lectura, prelectura y poslectura no son conceptos aislados, sino fases interconectadas que pueden aplicarse en múltiples contextos. En la educación, estas etapas son fundamentales para enseñar a los estudiantes a leer de manera crítica y reflexiva. En la formación de adultos, permiten un aprendizaje autónomo y estructurado. En el ámbito empresarial, facilitan la toma de decisiones basada en información.

Una de las ventajas de estas fases es que pueden adaptarse a diferentes tipos de texto. Por ejemplo, en un libro literario, la prelectura puede incluir la lectura de reseñas o el análisis de la portada. En un texto científico, puede consistir en revisar las secciones de introducción y conclusiones. En ambos casos, la lectura implica una comprensión profunda, y la poslectura una reflexión crítica.

Además, estas fases son especialmente útiles en el aprendizaje bilingüe o multilingüe, donde la prelectura puede incluir el uso de diccionarios, y la poslectura puede implicar la traducción o discusión del contenido en otro idioma.

La evolución del proceso lector en el siglo XXI

En la era digital, el proceso lector ha evolucionado significativamente. La prelectura, por ejemplo, puede incluir la búsqueda de información en internet, la revisión de resúmenes o videos introductorios. La lectura en sí puede realizarse en múltiples formatos, desde libros electrónicos hasta artículos en línea. Y la poslectura puede involucrar la participación en foros, comentarios o redes sociales.

Esta evolución ha planteado nuevos desafíos, como la sobrecarga de información y la necesidad de desarrollar habilidades de lectura crítica. Por eso, es más importante que nunca enseñar a los lectores a planificar su lectura, a evaluar la confiabilidad de las fuentes y a sintetizar la información de manera efectiva.

Por ejemplo, en la educación, se ha desarrollado el concepto de lectura hipermedia, donde los estudiantes no solo leen textos, sino que interactúan con videos, gráficos y enlaces. En este contexto, la prelectura y la poslectura toman un rol aún más importante, ya que guían al estudiante a través de un contenido complejo y multifacético.

El significado de la prelectura y poslectura en el proceso lector

La prelectura y la poslectura son fases esenciales que complementan la lectura central. La prelectura, como su nombre lo indica, es una actividad que se realiza antes de comenzar a leer con el objetivo de preparar al lector para enfrentar el texto. Esto incluye actividades como revisar el índice, leer títulos y subtítulos, formular preguntas o establecer metas de lectura.

Por otro lado, la poslectura es una fase posterior donde el lector reflexiona sobre lo leído. Esto puede implicar hacer resúmenes, responder preguntas, discutir el contenido con otros o aplicar lo aprendido en situaciones prácticas. Ambas fases son fundamentales para garantizar una comprensión profunda y un aprendizaje significativo.

Estas fases también son clave para desarrollar habilidades metacognitivas, es decir, la capacidad de pensar sobre cómo se piensa. Por ejemplo, cuando un lector reflexiona sobre qué estrategias usó durante la prelectura o qué dificultades encontró durante la lectura, está desarrollando una conciencia de su proceso de aprendizaje.

¿Cuál es el origen del concepto de prelectura y poslectura?

El concepto de prelectura y poslectura tiene sus raíces en la investigación educativa y psicológica del siglo XX. En la década de 1970, investigadores como David Rumelhart y otros especialistas en comprensión lectora comenzaron a estudiar cómo los lectores procesan la información. Estos estudios pusieron de relieve que la comprensión no solo depende de la capacidad de leer, sino también de estrategias previas y posteriores.

La prelectura, como fase de activación de conocimientos previos, se popularizó con la teoría de la comprensión basada en esquemas, que postula que los lectores usan sus conocimientos existentes para entender un texto nuevo. Por su parte, la poslectura se desarrolló como una forma de consolidar lo aprendido y evaluar la comprensión.

A lo largo de los años, estas ideas han sido adaptadas y aplicadas en diversos contextos educativos, desde la enseñanza de idiomas hasta la formación de adultos. Hoy en día, son pilares fundamentales en la enseñanza de la lectura y la comprensión crítica.

Otras formas de referirse a prelectura y poslectura

Además de prelectura y poslectura, estas fases también pueden denominarse como activación previa, planificación lectora, lectura anticipatoria, lectura reflexiva o lectura crítica. Cada término resalta un aspecto diferente del proceso: por ejemplo, activación previa se enfoca en la activación de conocimientos, mientras que lectura crítica resalta la evaluación y análisis del contenido.

Estos términos también reflejan la diversidad de enfoques en la enseñanza de la lectura. Mientras que algunos métodos se centran en la planificación y organización, otros se enfocan en la evaluación y reflexión. En cualquier caso, el objetivo es el mismo: mejorar la comprensión y el aprendizaje a través de estrategias estructuradas.

Por ejemplo, en el enfoque constructivista, la prelectura puede llamarse activación de esquemas, mientras que en el enfoque cognitivo se puede referir a procesamiento previo. En ambos casos, se busca que el lector construya un puente entre lo que ya conoce y lo nuevo que está leyendo.

¿Cómo se aplica la prelectura y poslectura en la vida cotidiana?

En la vida diaria, la prelectura y la poslectura pueden aplicarse de forma natural y efectiva. Por ejemplo, cuando una persona lee un instructivo de un electrodoméstico, puede hacer una prelectura revisando las secciones más importantes o buscando el apartado de garantía. Durante la lectura, puede seguir los pasos en orden y anotar dudas. Finalmente, en la poslectura, puede revisar lo aprendido y aplicar los pasos correctamente.

Otro ejemplo es cuando alguien lee una noticia en internet. Antes de leer, puede revisar el titular y las imágenes para formular preguntas. Mientras lee, puede destacar datos clave o verificar fuentes. Después, puede comentar con amigos o compartir en redes sociales, lo que constituye una forma de poslectura social.

En todos estos casos, aunque no se etiqueten como prelectura o poslectura, se aplican estrategias similares que facilitan la comprensión y el uso práctico de la información.

Cómo usar la lectura, prelectura y poslectura en la vida diaria

Para aplicar estas fases en la vida diaria, es útil seguir un enfoque estructurado. Por ejemplo, antes de leer un libro, se puede hacer una prelectura revisando el índice, leyendo la introducción y formando preguntas. Mientras se lee, se puede subrayar, hacer anotaciones o parar para reflexionar. Tras terminar, se puede resumir el contenido o discutirlo con otros.

En el trabajo, alguien que debe leer un informe puede hacer una prelectura revisando los gráficos y resúmenes. Mientras lee, puede destacar conclusiones clave y anotar dudas. En la poslectura, puede preparar un informe propio, compartir con colegas o tomar decisiones basadas en lo leído.

En la vida personal, estas fases también son útiles. Por ejemplo, antes de leer una receta, se puede revisar los ingredientes y pasos principales. Mientras se sigue, se puede ajustar según necesidades. Tras terminar, se puede evaluar el resultado y mejorar para la próxima vez.

La importancia de enseñar prelectura y poslectura en la escuela

En el ámbito educativo, enseñar prelectura y poslectura es fundamental para desarrollar lectores autónomos y críticos. Estas estrategias no solo mejoran la comprensión, sino que también fomentan la autonomía, la creatividad y el pensamiento crítico. Al enseñar a los estudiantes a planificar su lectura, a reflexionar sobre lo leído y a aplicar lo aprendido, se les da las herramientas necesarias para aprender de manera efectiva.

Además, estas habilidades son transferibles a otros contextos, como la escritura, la investigación y la comunicación. Por ejemplo, un estudiante que sabe cómo prepararse para leer un texto, también sabe cómo estructurar un ensayo o cómo presentar una idea de forma clara y coherente.

Por eso, es esencial que los docentes integren estas estrategias en sus planes de clase. Esto no solo mejora los resultados académicos, sino que también fomenta el amor por la lectura y el aprendizaje continuo.

La importancia de la lectura como herramienta de desarrollo personal

La lectura, en sus diversas fases, no solo es una herramienta académica, sino también una vía de desarrollo personal. A través de la prelectura, los lectores aprenden a planificar y organizar su tiempo. Durante la lectura, desarrollan habilidades de análisis, comprensión y síntesis. En la poslectura, fortalecen su capacidad de reflexión, toma de decisiones y comunicación.

En la era digital, donde la información es abundante y a menudo superficial, la lectura estructurada se convierte en un recurso clave para filtrar, procesar y aplicar conocimientos de manera efectiva. Por eso, es importante que tanto estudiantes como adultos adopten estas estrategias como parte de su rutina diaria.